No debes confundir ser espiritual con la religiosidad. A veces es más fácil señalar, que mirar nuestro interior y ser honesto. En la vida muchas veces me hablaron de religión, pero pocas de conectarme conmigo mismo y con el entorno. Eso es lo más difícil.
Nos programan para que seamos duros, reacios,soberbios, ambiciosos, indiferentes, para un mundo muy competitivo, casi caníbal. Un sistema o un agujero que te atrapa y fagocita con el consumo compulsivo, el apuro por conseguir todo ahora, no hay presente consciente, es una velocidad por querer tener todo. Nos ofrecen venerar al cuerpo como si fuera algo eterno, siendo que es algo sumamente efímero, pasajero, material. Lo que hacemos es apegarnos a lo que tenemos. Del polvo somos...
Ahora eso no quita que durante la existencia terrenal, esto deba ser un calvario, por el contrario la experiencia de vida debe ser llevado con total ánimo en el transcurso del devenir. Debemos aprender a conocer nuestro ser, las capacidades que tenemos, las limitaciones, para saber defendernos a las contingencias, a los problemas diarios.
Hay un factor que es fundamental: la conexión con el medio ambiente. Digo, debes buscar un sitio donde relajarte, puede ser un parque, montañas, mar, bosques, el real escape de la vida urbana.
Al vivir en la ciudad nos convencemos de que el ritmo debe estar sujeto a la vorágine, esa peligrosa rapidez que no razonamos. En cualquier calle de cualquier metrópolis, donde se vive con nerviosismo, apuro, rabia, ira, tomando distancia entre las personas. Sepamos encontrar la alternativa a ese monstruo, no huyamos de él, enfrentemos lo para poder entenderlo.
Es un proceso largo el buscar la forma de ver la realidad como es, vivimos en un mundo agresivo, monótono. Entonces la clave es ser uno mismo; siendo auténtico, sin tapujos, con amor por lo que uno hace, diciendo las cosas en la cara. No guardemos nada. Ser.... NO deber ser.
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