El barco se
adentra en lo profundo del océano
Las velas se
mueven al compás del viento
Se sacude la proa
contra las violentas aguas,
Somos pocos
marinos, y deseamos llegar al próximo puerto
Hemos recorrido
infinidad de sitios, dejamos atrás
desiertos,
Valles y montañas,
cientos de construcciones se alejan de nuestra vista
Apenas un pequeño
navío en las viseras de la inmensidad
De pronto, una voz
resuena sobre la nada
El canto se hace
viva voz; la tripulación acompaña entusiasta
Nos miramos todos
y sonreímos clamando con brío
Es un momento de
gozo, una ínfima porción de tranquilidad
Entre tanto las olas continúan con su ritmo incesante
La noche nos
encuentra navegando
Esperamos el
próximo puerto (aún muy lejano)
Entre tanto el
firmamento ilumina esta barca
Solo podemos ver
nuestros ojos en lo profundo de la oscura noche
Esperando el sol,
mientras tanto el frío nocturno
Hiela los huesos
de algún incauto
Esperando el
amanecer,
Aunque nada me
falte, ni a mis compañeros de a bordo,
Para combatir la
oscuridad y las bajas temperaturas
La conversación se
hace más larga e intima.
La taza de café
con un cigarro ardiendo para someter el turno de la vigilia.
Así la luna se
oculta, dando paso al sol con su reflejo.
Fuerte sobre el
océano, despabila las mentes, luego del letargo diurno.
Las gaviotas le
dan la bienvenida a la tibia mañana.
Más cerca del
próximo puerto, más lejos de aquellos días transcurridos.
Pero con la misma
pena en el corazón..
J.Sorolla - Comiendo en la barca |
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