Huellas
de pies descalzos,
Sombras
en la noche,
Ruidos
de zancadas,
Sonido
de la respiración,
Letargo
y silencio en el caminar.
El peregrino con su lento andar, marcha rumbo al lejano santuario.
Sosteniendo
la mirada,
Repitiendo
su plegaria una y otra vez,
Persistiendo
a pesar del crudo frío invernal,
Deseando
poder llegar a su meta,
Creyendo
lograr su anhelo,
Su
entusiasmo supera la oscuridad del bosque
Su
compasión destruye todo ego
Su
tranquilidad y armonía vence cualquier enemigo
Ya
no hay miedo a doblegar, ni meta a superar.
La
oscuridad desaparece frente a la luz del nuevo día,
El
amanecer se percibe con la brisa matinal
Las
aves reciben al sol con su cantar
El
peregrino llega al santuario, ubicado en lo alto de las remotas montañas
Dejando
atrás un largo viaje, de largo y pesado andar.
Un profundo suspiro, acompañado de una gran satisfacción por concluir tan anhelada travesía
Mira hacia atrás recordando tantas peripecias vividas,
Pero se alegra de concretar su expedición y al fin poder descansar junto al sagrado altar
Rodeado de velas y estatuas de antiguas divinidades.
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