que nos espera desde las alturas.
Desde abajo se ve majestuoso,
con el andar comienza a ser mas cercano.
Siguiendo el sendero
rumbo a la montaña,
Este andar se hace presuroso
pero el lugar se mete en nuestra memoria.
Nos recibe con verdes arbustos,
con el soplo del viento entre la inmensidad.
un camino un tanto empinado, incluso cuesta la trepada.
Pero al llegar por fin a la cumbre,
hay una vista impresionante.
A los lejos la ciudad que se ve en miniatura,
desde arriba en la cima.
Hacia atrás una pared de cerros, de pintorescos colores.
Esa combinación de todo y nada,
de salvaje y del progreso.
Urbano y rural,
tan cerca y a veces tan lejos.
El ser humano frente a la naturaleza se ve tan pequeño e insignificante.
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